Pareciera que la formación laboral de las áreas creativas, en especial del diseño y la ilustración, está basada en la desmesura de funciones y actividades.
Te conviertes en un “mercenario laboral” que vive al límite de las peticiones, las entregas y los bomberazos que surgen durante el proceso de uno o varios proyectos pues piensas que vas a ganar más dinero o más credibilidad o más confianza o más reconocimiento de tus clientes (si eres freelance) o empresa (si eres empleado). Y entonces, te la pasas diciendo que sí a todas las “oportunidades” o propuestas de trabajo que se te presentan porque crees que estás haciendo lo correcto.
Sin embargo, pocas veces te pones a pensar lo que este exceso de trabajo le implica a tu estado físico, mental y emocional. Lamentablemente, ni tu cliente ni tu empresa se preocupa lo suficiente por ti como para apapacharte o consentirte cuando más lo necesitas. Es por eso que, como profesional, debes aprender a equilibrar tus horas de trabajo con tus horas de esparcimiento y de descanso sin importar si eres diurno o nocturno.
Lo esencial es buscar una calidad de vida buena (dentro de tus posibilidades y alcances) para rendir lo suficiente y cumplir con tus responsabilidades sin terminar estresado, agotado o enfermo durante el camino.
Algunas sugerencias:
Haz un cronograma con las actividades a desempeñar y marca tus días o tiempos de descanso.
No trabajes en diferentes actividades al mismo tiempo.
Respeta tus horas de comida.
Respeta tus horas de sueño.
Haz kinestesia en algunos descansos programados.
Toma siestas.
No te quedes horas extra en la oficina (y mucho menos si no te las pagan dignamente).
Aplica la “Técnica de Pomodoro”